lunes, octubre 08, 2007

El debate y la fe

Concluyeron los festejos por el 144 aniversario de la subida de Huauchinango a rango de ciudad. Con ello también finalizaron el cachibol, la charreada y el huapango. Eventos que, como estrategia de entretenimiento y creación de comunidad, pueden ser eficientes. El punto es que después de la rumba y el folclor los problemas de la localidad siguen ahí. Esto no significa que todo el tiempo se deba dedicar religiosamente a los asuntos políticos. Al contrario. Lo recomendable es que, después de ejercer los placeres de la fiesta y el solaz, parte del mismo se dedique también a la reflexión y la acción sobre lo mucho que hay pendiente en este municipio.

Alguna ocasión el escritor mexicano Jordi Soler expuso una hipótesis para explicar el por qué los argentinos eran buenos jugando al fútbol. En su opinión, esto se debía no sólo a que se la pasaban jugando a la pelota desde muy temprana edad. La esperanza de que el chico talentoso del barrio pueda salir a jugar a Europa y, de esta manera, ayudar a la familia en condiciones de pobreza, es un poderoso aliciente, pero no el definitivo. El punto era que ellos, los habitantes de la Tierra del Fuego, hablaban sobre el tema mucho más tiempo que en otros países, por ejemplo, que en México (lo cual otorga una idea más o menos clara de los periodos que los argentinos le dedican al asunto). En las casas, las oficinas, los bares y en la calle una amplia mayoría trataba el tema con cierta facilidad a la menor provocación.

Con el fin de no dejar la percepción de que la gente sólo puede hablar con pasión sobre tópicos superficiales, Soler también establecía que los ingleses eran buenos en política porque, en efecto, hablaban mucho tiempo sobre política, sobre sus políticos, sobre su Parlamento, sobre lo que informan sus medios de comunicación. Lo mismo que los franceses, los cuales son eficientes en literatura porque comparten ese hábito, es decir dedican una porción considerable de su tiempo libre a conversar sobre libros, autores, editoriales y demás aspectos relacionados al tema.

Siguiendo esta lógica, lo que destaco en esta ocasión es que, sin tratar ciertos temas mediante el debate racional y objetivo de forma habitual, muchos de los problemas que nos aquejan seguirán acompañándonos ad infinitum. Por ello, además de bailar el son, lazar a la vaca y encestar el balón, también es conveniente que se realicen ciertos actos en los que –al menos—se aborden y discutan los temas más urgentes de esta ciudad. Todo con el único fin de que Huauchinango sea un orgullo para sus pobladores en el mediano plazo.

Fe en el veneno

Este sábado se presenta en la ciudad de Puebla el libro Fe en el veneno. Este texto es el resultado de uno de los estímulos que desde hace varios años ha estado otorgando a diversos proyectos locales y regionales el Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMYC), dependiente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Este programa ha originado que surjan, por ejemplo, productos como La Mala Leche, editada en septiembre de 1997, la cual fue una derivación tardía –pero no menos importante—de Sereno, Revista Joven de Cultura Regional.

El proyecto fue concebido en primera instancia como un fondo destinado a crear una editorial independiente y autofinanciable en la ciudad de Puebla. El paso del tiempo lo transformó en lo que finalmente se presenta hoy, es decir en una serie de relatos, crónicas y viñetas que poseen una referencia común: un exorcismo colectivo practicado hace algunos años en una población vecina de la capital estatal.

“En Tlaxcalancingo, población cercana a Puebla, casi junta auxiliar, hace cinco años se produjeron una serie de sucesos violentos que culminaron en la quema de varios jóvenes pertenecientes a las comunidades religiosas que ahí operaban. Pero no se confunda, los hechos poco tuvieron que ver con la ola de violencia exarcebada que recorre como fantasma al país. No fue linchamiento popular y campirano. No fue provocado por la lucha de facciones políticas o religiosas (aunque sí tuvo tintes fanáticos). El sacerdote del pueblo promovió un exorcismo que derivó en histeria colectiva, en el que una de sus feligreses –supuestamente poseída por el espíritu materno—fue el vehículo. El resto es historia. Historia con la que Fe en el veneno juguetea sin llegar a ser exhaustiva, pues nunca fue la pretensión la de recrear”.

La cita es en Profética, sala ubicada en la calle 3 Sur número 706, en el Centro Histórico de Puebla, a las 18 horas. Presenta el escritor Alberto Chimal y los autores del libro, entre los que se encuentran Israel Flores Cerezo, Paloma Villalobos, Gerardo Sifuentes, Alfonso Morcillo, Francisco Herrera, Ernesto Aroche, Fernando Cornejo, Tania Hernández, Silvia Elena González y el autor de estas líneas.

El Guardián, agosto 6, 2005.

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