martes, octubre 09, 2007

Instantáneas de marzo

Uno.

Benito Juárez. Para muchos huauchinanguenses este nombre evoca una tema concreto: el lugar de reunión más concurrido y eficaz, el sitio en donde se cruzan todos los caminos y una de las referencias más valoradas en la escenografía local. En efecto, la estatua de Juárez (o “El Benito”, como también le llaman) ha sido una de las coordenadas básicas de la ciudad a lo largo de los años. Su ubicación estratégica a un costado de la Plaza del Ayuntamiento lo ha hecho “testigo presencial” –utilizando el lenguaje de algunos cronistas oficiales—de toda clase de avatares en la historia de Huauchinango, desde manifestaciones políticas, espectáculos masivos, hasta desgracias personales. De hecho, el poder de su imagen ha sido tal que hasta un ex alcalde priísta lo incluyó en la lista de héroes de la Independencia mientras daba El Grito un 16 de septiembre pasado.

Ahora que estamos en la víspera del bicentenario de su nacimiento, Benito Juárez García se ha vuelto a colocar en la picota pública. En estos tiempos este nombre no sólo está vigente por el hecho de que ha sido uno de los más recurridos para denominar calles, parques, plazas, jardines, estaciones del subterráneo, auditorios, salones de usos múltiples, escuelas, asociaciones, grupos, ciudades, municipios, estados y demás. Ahora va un poco más allá. Al igual que en 1906, este año un gran número de instituciones y personas se han dado a la tarea de montar cualquier clase de conmemoraciones dirigidas a exaltar la obra y la presencia de este personaje en la actualidad. Los discursos, las mesas redondas, los congresos y las publicaciones se están encargando de recordarnos la innegable importancia de Juárez en la construcción de México.

De esta manera, hemos traído a la memoria hechos como la publicación de las Leyes de Reforma, cuya principal aportación fue separar a la iglesia del Estado (algo que no estaría nada mal retomar en este momento), la defensa de la República durante la invasión francesa y la permanencia de ideas específicas sobre legalidad y democracia que siempre serán útiles para regir la vida pública.

Sin embargo, otro de los signos de la actualidad ha sido el hecho de que –al parecer—todos quieren patentar y hacer propia la figura de Juárez para beneficio personal. Entre los actores políticos se percibe una fuerte intención por dejar en claro quién es más juarista que otro, quién sí puede llamarse de esa manera y quién no. Unos argumentan que sí son seguidores de Juárez porque se rigen por la austeridad republicana y otros porque comparan su origen humilde y su trayectoria de hombre hecho a sí mismo con la vida misma del nacido en Guelatao. En general, el resultado ha sido confuso y desafortunado: dentro de la clase política mexicana pocos podrían tener la suficiente credibilidad al momento de autonombrarse como herederos de su legado. En general, los políticos profesionales en México tienen todo excepto altura de estadistas. Por ello, la mejor manera de celebrar este aniversario –en 2006 o en cualquier otro año—es releer su historia y sus ideas.

Dos.

Otro tema vigente es el del agua potable. La realización del Foro Mundial del Agua en la Ciudad de México nos ha puesto el asunto en el debate público. Algo oportuno dadas las características que rodean a este aspecto de la vida comunitaria. Un lema publicitario podría ser suficiente para realizar un diagnóstico convincente: sin agua no hay vida. Sin duda. El punto radica en que, a pesar de las diversas señales que muestran la necesidad de abordar el problema con sensata rapidez, su disponibilidad relativa nos ha hecho tolerantes con su urgencia.

Es un lugar común decir que las próximas guerras tendrán como motivo este recurso. Las imágenes de algunas colonias de la delegación Iztapalapa –por mencionar sólo un ejemplo—durante el periodo de estiaje son ilustrativas del grado de violencia que puede alcanzar el simple hecho de abrir una llave y no obtener nada. De hecho, en el ámbito municipal, la carencia de este servicio ha provocado que en determinados momentos hayan surgido en Huauchinango diversos expendedores privados de agua por medio de pipas. Estos oportunistas personajes se han encargado de abastecer algunos recipientes caseros por cantidades que han alcanzado entre 100 y 200 pesos, cifra que triplica el costo que un domicilio debe pagar por un consumo promedio al mes. A pesar de que la decisión de aceptar o no esta propuesta corresponde a cada individuo, sí es un indicador del valor real que el agua puede llegar a alcanzar en un momento de escasez.

El aspecto preocupante es que una considerable cantidad de administraciones públicas no suelen intervenir en este asunto con la intensidad debida. Al ser un tema que no se ve, que es subterráneo, que sólo causa problemas cuando existe un desajuste en el todo cercano al colapso, la inversión se hace de manera marginal, aislada y contingente. Siempre será más rentable –en términos de votos, claro—pavimentar la calle principal del pueblo u organizar el torneo de cachibol que reparar las instalaciones hidráulicas, aunque en ello vaya gran parte de su viabilidad futura.

Tres.

Otra de las frases hechas del ambiente político nacional ha sido la que afirma que las municipales del Estado de México son “el gran laboratorio de la elección presidencial en México”. En este sentido, a pesar de que dicha hipótesis es cuestionable, no deben descuidarse los resultados que han arrojado estos comicios realizados hace una semana.

En general, todos los partidos involucrados han señalado que han salido “ganadores” y “fortalecidos” del proceso. Para ello toman las cifras oficiales y las presentan de la manera en que mejor convenga a sus intereses. Unos reconocen haber perdido alcaldías, pero haber mantenido el gobierno sobre la mayoría, otros que encabezarán más gobiernos locales que antes y los últimos que, a pesar de las derrotas, mantendrán la capital de esa entidad. Cuestión de interpretación.

Sin embargo, en un punto han coincidido casi todos los analistas: la debilidad de la otrora aplanadora priísta. El asunto es tan notable que los signos se aprecian por doquier. Emilio Chuayfett declarando que la izquierda puede ganar, Roberto Madrazo señalando que si no triunfan el futuro de su partido está en riesgo, ilustres priístas poblanos especulando –por increíble que parezca—con abandonar el instituto político que los ha formado. Aunque la declaración que más ha llamado la atención ha sido la que afirmó que si el PRD gana las presidenciales, lo hará un “primo hermano” del PRI. Vaya cosa.

El Guardián, marzo 18, 2006.

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