martes, octubre 09, 2007

Elecciones y democracia

Se ha realizado el XII Curso Interamericano sobre Elecciones y Democracia en la Ciudad de México. Organizado por el Instituto Federal Electoral (IFE), el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TRIFE) y el Centro de Asesoría y Promoción Electoral del Instituto Interamericano de Derechos Humanos (CAPEL-IIDH), durante cuatro días se discutieron y analizaron temas referentes a la consolidación de la democracia en los países de la región, incluido el nuestro.

Uno de los temas abordados fue el relativo a los partidos políticos. La mayoría de los expositores y participantes han coincidido en un diagnóstico contundente: en la actualidad, los partidos están sumamente desprestigiados, tienen escasa credibilidad ante los electores y su percepción de representatividad social es baja o francamente nula. Sin embargo, el aspecto interesante y la paradoja del tema es que, así como hay consenso en reconocer su pobre imagen ante la ciudadanía, también es innegable su importancia para el desarrollo de la democracia.

En efecto, aún no se ha podido generar una figura que pueda sustituir a los partidos como las vías para que la sociedad tenga acceso al poder, o bien, para que pueda personalizar sus diferentes opiniones e intereses. Este fenómeno es interesante porque, a falta de una mejor opción (mejor dicho, de cualquier otra opción), la ruta a seguir debe ser el fortalecimiento de los partidos a través de su democratización.

En este aspecto, el CAPEL ha establecido una agenda de tres temas básicos para contar con partidos políticos más democráticos en la región. El primero se refiere a la institucionalización de los mismos, es decir a que los diferentes organismos políticos latinoamericanos cuenten con una estructura y un funcionamiento mínimo. El segundo a la propia democratización, entendida como la posibilidad de que tanto los militantes como la ciudadanía en general estén en condiciones de elegir a los candidatos partidistas y, sobre todo, a decidir activamente el rumbo de los partidos. Finalmente, la transparencia, la cual se refiere a que el manejo de los amplios recursos financieros con que cuentan actualmente los partidos sea conocida tanto por los militantes como por la ciudadanía.

Otro tema analizado en los trabajos del Curso ha sido el del papel de los medios de comunicación en la democracia. A lo largo de las diversas conferencias y mesas de trabajo el asunto flotaba constantemente en el ambiente. Cuando se hablaba de partidos, los medios aparecían. Al momento de establecer los niveles de cultura democrática en Latinoamérica, las opiniones se dirigían –tarde o temprano—al papel de los medios en la formación de la misma. En suma, este actor fue, un día sí y otro también, la constante de las discusiones.

Los conferenciantes que abordaron el tema a detalle fueron los periodistas Juan Bolívar Díaz (República Dominicana) y Raymundo Riva Palacios (México). Entre las consideraciones realizadas estuvieron el reconocimiento de que, a diferencia de lo que ha sucedido en los estados latinoamericanos durante la última década, los medios de comunicación de la región no se han democratizado. Esto ha tenido una estrecha relación con el hecho de que, en la actualidad, funcionan más como una empresa lucrativa que como un organismo con responsabilidad social. La supervivencia de los medios independientes está amenazada por el intenso proceso de concentración de los medios en unas cuantas manos. Así, el enemigo de la libertad de expresión ya no es el Estado (o al menos no como antes), sino el sistema de financiamiento que les rige.

Para ejemplificar lo anterior Riva Palacios afirmó que del total de diarios que se editan en la Ciudad de México sólo dos son autofinanciables a través de publicidad y ventas. Esto genera dos aspectos. Por un lado, los medios deben apostar por un candidato o partido para su financiación, lo que, por añadidura, genera contenidos que poco o nada tienen que ver con la realidad. El resultado es que esa información tergiversada impacta en la población y, posteriormente, se aprecia en el abstencionismo, la pobre cultura democrática y la polarización social. Por el otro, la dependencia hacia empresas ha ocasionado autocensura, es decir en restricciones ya no sobre lo que se publica, sino en el proceso de publicación. Los casos más notables son las amenazas que los medios reciben por parte de anunciantes de retirar publicidad si consideran que algunas notas están afectando sus intereses.

Sin embargo, al igual que los partidos políticos, los medios de comunicación se ubican en una paradoja: están desprestigiados, se cuestiona su proceder, se desconfía de ellos, pero nadie les niega su relevancia en la democratización. Al respecto, Bolívar y Riva Palacios destacaron que los medios han ocupado el lugar en la esfera pública que antes correspondía al Estado. Diversas labores de gestoría social y representatividad que solían desempeñar con mayor vigor las administraciones públicas, ahora lo llevan a cabo los medios impresos y electrónicos. Las secciones de cartas al editor o quejas ciudadanas en los diarios han llegado a ser más eficientes para la resolución de los problemas que el hecho de acudir a la oficina pública correspondiente.

Estos han sido sólo dos de los variados temas abordados en el Curso. Al final ha quedado el compromiso de buscar eficientar la democracia en la región. Hoy en día hemos arribado a un punto en el que este sistema político es el más aceptado por la mayoría, pero cuyos riesgos siguen siendo latentes.

Para la población latinoamericana cada vez es más normal saber que sus votos cuentan efectivamente. Sin embargo, el reto futuro es convertir este método de elección de gobernantes –la propia democracia—en una herramienta útil para disminuir la desigualdad y la miseria que ha caracterizado a nuestros países.


El Guardián, abril 29, 2006.

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