martes, octubre 09, 2007

Lo que viene

Por fin ha concluido la larga espera para asistir a las urnas y expresar nuestras preferencias electorales. Luego de una de las campañas políticas más controvertidas de la historia –por su rudeza innecesaria y su pobreza de ideas—los mexicanos estamos listos para renovar a los poderes Ejecutivo y Legislativo. Algo que se agradece por el elevado clima de crispación que la contienda había generado entre los miembros de los partidos y entre la ciudadanía en general. Así, la hora ha llegado y afortunadamente conoceremos el único conteo válido para saber quién gobernará este país hasta el año 2012.

Sin embargo, es importante no perder de vista lo que sigue. Es decir, mañana votaremos, por la noche habrá un ganador, después deberá comenzar el proceso de reconciliación nacional, pero, ¿y luego?, ¿qué viene?, ¿qué haremos como país?

En México existe una amplia cantidad de temas pendientes. Algunos están ahí por la acumulación de los años. Otros por la incapacidad o el desdén que las distintas administraciones han mostrado frente a ellos. En cualquier caso, hay una agenda que debe atenderse con el fin de consolidar el sistema democrático.

Uno de esos puntos es el referente a los arreglos institucionales que rigen la vida política mexicana. Al final de esta campaña presidencial, una de las sensaciones más extendidas entre la gente es la de que ojalá no haya otra igual. Por lo tanto, es necesario replantear algunas reglas de la competencia electoral, en especial los asuntos de la duración de las campañas, su financiamiento, su acceso a los medios de comunicación y su enfoque.

Luego de casi medio año de contienda oficial (porque la lucha real por la Presidencia se desató hace ya varios años), lo que queda es enojo, polarización y confusión. Las causas de lo anterior son diversas, pero destacan dos. Por un lado, la particularmente agresiva campaña mediática. Por el otro, la carencia de ideas y propuestas de gobierno, las cuales –además—estuvieron supeditadas al limitado espacio que les dieron los medios electrónicos de comunicación.

La conclusión es que necesitamos campañas más cortas, más contundentes y reguladas con mayor rigor. Lo que se busca son partidos que resuelvan problemas, no que los generen.

Otro asunto pendiente es el de la integración del Congreso. A la fecha tenemos 500 diputados y 128 senadores, cifra que, como se ha dicho en diversas ocasiones y foros, ya resulta excesiva para la realidad mexicana (la Cámara de Representantes de Estados Unidos posee 435 miembros y el Senado 100). Si en principio esto respondió a la necesidad de dar juego político a los partidos de oposición a través de los diputados plurinominales, en la actualidad está ocasionando escasa representatividad y baja productividad legislativa. En este sentido, una de las propuestas consiste en reducir el número de representantes en el parlamento.

Uno de los temas tabúes ha sido el referente a la posibilidad de reelección inmediata. Razones para lo anterior existen, sin duda. El temor a que un grupo o personaje se enquiste en el poder es algo que conocemos de sobra y, por lo tanto, que siempre genera dudas y resistencias. Además, uno de los pilares en los que se ha basado el sistema político mexicano ha sido el lema “sufragio efectivo, no reelección”.

Sin embargo, los tiempos cambian. En la actualidad, pocos son los países con sistemas democráticos que no aplican esta estrategia. El punto central radica en permitir a los ciudadanos evaluar a sus gobernantes en las urnas con el fin de que, si ha sido satisfactorio su desempeño, puedan continuar ejerciendo el cargo. Esto tendría impactos positivos en la gestión, sobre todo en lo referente a la continuidad de planes y programas, así como en la obtención de experiencia.

En los últimos años mucho se ha debatido sobre el tema, en especial en el ámbito municipal. En contraste, el único resultado tangible es que no hay nada claro. Es decir, unos están a favor, otros en contra, pero al final del día todo sigue igual.

En una entrevista reciente con el diario francés Le Figaró, el presidente Fox afirmó que considera a la segunda vuelta electoral para los comicios presidenciales como una buena opción. De acuerdo. La pregunta que surge ante esta declaración es, ¿y por qué no la promovió durante su mandato? Actualmente esta figura se aplica sólo para los comicios locales de San Luis Potosí, según lo establecido en su legislación electoral. El objetivo ha sido dotar de mayor legitimidad a las autoridades electas cuando la competición es cerrada (tal y como sucederá el día de mañana). De esta forma, también deberá integrarse en la próxima agenda para la Reforma del Estado.

Finalmente, otro de los temas que plantean sistemáticamente los cambios de gobierno es el de la revisión de la Constitución. Al inicio del sexenio que termina se realizaron diversos foros con el fin de explorar la posibilidad de contar con una nueva Carta Magna. En fechas recientes, durante la toma de protesta de la Comisión de festejos por el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, presidente de la misma, planteó la posibilidad de realizar este ejercicio en el corto plazo. Por lo anterior, se puede augurar que la siguiente administración intentará abrir un nuevo proceso de reflexión sobre este tema.

En general, estos asuntos brevemente descritos son importantes para ir consolidando la democracia en el país. Por supuesto, no son los únicos. La generación de empleos, la reducción de la pobreza y la disminución de la desigualdad ocupan un lugar vital en el debate.

Lo importante es estar conscientes de que, las urnas de mañana no son el final, sino apenas un nuevo comienzo.


El Guardián, julio 1, 2006.

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