lunes, octubre 08, 2007

La política decepciona, la literatura no. Entrevista a René Avilés Fabila (segunda de dos partes)

La oficina de René Avilés Fabila está llena de libros, de papeles, de búhos. Constantemente se reciben llamadas, se giran instrucciones, se atienden peticiones. Se comentan las noticias del día y los principales personajes políticos son destrozados por la ironía gremial de ese lugar. Más adelante, dentro de la redacción del desaparecido suplemento El Búho, Avilés encabeza a un grupo de amigos que, entre bromas aún más ácidas y guiños de complicidad, elaboraban esa mítica publicación. Entre dichos colaboradores se encontraba Elsa Cano, antigua profesora de literatura en la Preparatoria 9 de una de mis compañeras en Ciencias Políticas y Administración Pública en la Universidad Nacional, y gracias a quien he podido concretar esta entrevista.

Avilés se da un tiempo para continuar en la plática. Se acerca el final de la entrevista mientras lanza la pregunta general sobre si pensamos que “Confieso que he bebido” (juego de palabras que alude al nombre de las memorias de Pablo Neruda, “Confieso que he vivido”) es un buen título para su autobiografía.

JMB. Si algunos intelectuales y creadores ocuparan puestos clave dentro de la administración pública, ¿cambiarían las cosas o el propio sistema los absorbería?

RAF. Este es un problema al que México se ha enfrentado desde hace más de 30 años. En 1960, cuando Enrique Ramírez y Ramírez, un viejo militante de la izquierda se afilia al PRI y se hace diputado, resulta que está allí para cambiar el sistema desde adentro. No cambió nada. Él, como (Vicente) Lombardo, terminó elogiando al gobierno durante el 68. Y ahora lo vuelvo a escuchar: “estoy adentro para cambiar el sistema”. No lo cambias, es una maquinaria muy enmohecida, muy corrupta, muy viciada. Si uno quiere cambiar al país positivamente tiene que dar la lucha frontal. Dentro no, te absorbe.

JMB. Entonces, ¿cuál es el papel del intelectual en la sociedad?

RAF. El papel del intelectual es constantemente ser crítico si su mayor conocimiento, su mayor experiencia le permite –justamente—jugar ese papel, señalar lo que está mal para modificarlo. Pero ésta es una parte ideal. Son muy pocos casos donde el intelectual mantiene esta actitud. Pero mira, no es problema del Estado. Yo, como profesor universitario, lo veo en mis alumnos. En el primer año todos son de izquierda, todos odian a Televisa, al gobierno, a Excélsior, se visten agresivamente. Y cuando uno los toma en el último año se cortan el pelo, se bañan, se peinan, ya no son como Carlos Monsiváis porque la sociedad los va modelando a su imagen y semejanza. Es decir, nunca nadie es permanentemente rebelde toda su vida, salvo, claro, los escasísimos ejemplos: Juan de la Cabada, José Revueltas...

JMB. La crisis cultural de este país es –quizás—peor que la económica. ¿Cómo estimular al Estado y la sociedad en este tema que parece prescindible para ambos?

RAF. Efectivamente la cultura y la educación son salvadores. Pero, el Estado mexicano que ha jugado un papel glorioso –el término sé que es ampuloso—ya está exhausto. CONACULTA son las patadas de un enorme y maravilloso ahogado. Ahora la sociedad será la que tendrá que ir determinando cómo y de qué manera se adquiere la cultura y la educación, pugnar porque el Estado imparta educación y promueva la cultura atendiendo las necesidades de cada uno, que cambien las casitas sórdidas de la cultura donde dan cursos de hipnotismo, astrología... imbecilidades, según los criterios de un retrasado mental político.

JMB. Regularmente estás rodeado de jóvenes...

RAF. Yo vivo rodeado de jóvenes y algunos son admirables y otros son imbéciles, como lo fueron en mi generación. Hay una mayor cantidad de jóvenes participando en política y, sobre todo, ya hartos de lo mismo. Esto me permite pensar que muy pronto veremos cambios importantes en México.

JMB. ¿Qué pueden hacer los estudiantes, desde las aulas, para acelerar estos cambios?

RAF. Lo primero que tienen que hacer es formarse y formarse muy bien, para poder salir a dar la pelea, para no hacer el ridículo cuando uno se enfrenta a un terrible hombre perverso, maligno, pero inteligente, como Diego Fernández de Cevallos. Después ya no tiene uno tiempo. Después uno ya no lee lo que quiere porque tienes que trabajar, mantenerte a ti mismo.

JMB. Un prototipo de estudiante integral, culto.

RAF. No lo veo de otra manera. Es decir, el muchacho, la muchacha que no leen poesía, que no van al cine, que no oyen música, que no saben de pintura, son unos imbéciles. De plano. Yo admiro a la muchacha –y procuro enamorarme—de la que hace todo esto. Hay de qué platicar, qué intercambiar, enriquece. No lo veo de otra manera.

JMB. ¿Cómo te consideras?

RAF. Siempre he sido medio anarquista. No soporto el poder encima.

JMB. Un anarquista cínico...

RAF. Sí, bueno, eso me lo han dicho todas las mujeres. No las tomo en serio porque en muchas hay rencores amorosos.

Post Scriptum

Se ha confirmado la fecha de la tercera presentación de los Rolling Stones en la Ciudad de México en su historia. El próximo 26 de febrero de 2006 seremos testigos –una vez más—del paso de la banda de rock más grande que alguna vez haya pisado este planeta.

El Guardián, agosto 27, 2005.

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